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La Frontera de Cristal

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1ª Edición 1977 La Hormiga de oro

2ª Edición 1999 Ed. Seuba

3ª Edición 2015 Parnass Ediciones

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Fragmentos

I
En el mismo tablero,
tú, cuadros blancos,
yo, cuadros negros.
Nunca nos encontraremos.

 

 

II
Encuéntrame la palabra, el país,
la sombra donde no estés,
el tiempo entre dos llantos
que no palpite.
Vacíame del sueño y el lugar,
cámbiame los colores, el canto,
el callado perfume de las presencias
y sumérgete en mi, olvido.

Cubre la llanura
para que no pueda desplegar sus alas
el recuerdo.
Destruye, quema, dispersa.
Renueva la voz.
Redime la hoguera.
Da vuelta a las horas y apriétalas
contra mi hasta matarlas.
Sé un nuevo mar
más noble y profundo
y yo navegaré por ti,
llevado de mi aliento.

 

 

III
No encuentro la música.
Fue largo llegar pues acampó la noche
algo más allá de su sitio
y las disonancias
crepitaban en un fuego amarillo.
El agua fue nota helada
y el torrente
quedó fijado en los ojos de su muerte.
El aire tensado, la luz tensada
el sortilegio
de un camino privado pero no único,
infimito,
recorre el cerebro no fácilmente
identificable, no
revelando la clave de la presencia, sino
mostrando indefinidas series
de posibles sí,
de posibles no.
Incertidumbre, pues acampó la noche
algo más allá de su sitio
y dejó las palabras levemente
decantadas de sentido.
Incertidumbre.

Aquí estoy después de veinticinco años,
sin querer reconstruir
sin querer conocer.
Recordando lo ya comprendido,
sin volver.
Impregnado de velocidades
distantes, de galopes
y giros,
de cambios en el viento, formas de nubes,
colores en tierras cubiertas, coordenadas
del instante
que hacen distintas las cosas para ellas mismas.

¿Qué le diré al tiempo? ¿Qué imaginaré?
Rondaré el vacío. Soledades
perdidas.
Amanecerán palabras en la oscuridad:
Extraño. Ajeno. Amigo.
Extraño amigo.
Ajeno amigo.
Amigo solitario, ¿qué le diré al tiempo?
Paso a paso
el sol ronda vacíos, suma años.
Tu lo sabes, ¿qué imaginaré que no sean abismos?
Existe también la luna y no
es mayor que una cerilla en la mano.

…………………………………………

Si todo quedó segado, todo borrado
ya nada más será verdad.
Ya nada.
Ni siquiera el recuerdo si no
sigue la pista de lo renunciado,
de lo quemado en la elección.
¿Qué diré del tiempo? ¿Dónde
encontraré el puente?
Ya nada más.
El paisaje en blanco por siempre, si siempre
tuviera una medida.

Fragments

Prólogos y comentarios

LA GACETA LITERARIA 1.977

​

La frontera de cristal

Editorial "La Hormiga de Oro", Barcelona, 1 9 7 7.

​

EL ASOMBRO DE LA  EXPERIENCIA

​

NARCISO GALLEGO

​

J. A. Soldevila posee una capacidad reflexiva y al mismo tiempo imaginativa que le permiten asumir la realidad con un sentimiento apasionado y de quieto lirismo. Porque fundamentalmente su poesía es lírica, con una marcada inclinación hacia el canto, aunque sin llegar al tono seudoprofético y oracular que constituye un peligro muchas veces. Y es que Soldevila atenúa iodo ello con la reflexión sobre esa realidad que se le presenta fragmentaria, explosiva, triste, incluso sospechosamente coherente. Es esa reflexión la que otorga a sus versos ese aire de inquieta serenidad que posee todo aquello sobre lo que se ha pensado lenta y angustiosamente. Su espacio temático es amplio y eterno porque eternos y amplios son la soledad, el regreso, la noche, el amor, la palabra, tratados con, los ojos nuevos de un poeta nuevo, y, por ello, ya distinto.

En cuanto al tratamiento de su poesía debemos señalar que Soldevila logra sus mejores momentos, que son muchos, en aquellos poemas concentrados y circularmente perfectos. Aquellos poemas donde la experiencia se adhiere a la palabra y se hace con ella cuerpo, tanto de esa nueva experiencia como del universo que el poema forma. Es por ello por la que las irregularidades más nítidas se hallan en poemas de excesiva longitud, y en donde son necesarios versos aíslalos que levanten de nuevo el Atono. Esto, por otra parte, no quiere decir que Soldevila sea un poeta brillante en el sentido pirotécnico y de relumbrón del término. En absoluto. Lo que más destaca es su discreta contención en la imagen, la cual tiene siempre una dependencia respecto al poema como un todo. Esta contención llega también al modo en que dispone los elementos retóricos a su alcance. .No estamos, pues, ante un poeta visionario y descubridor de caminos no hollados en la imaginación, sino ante un poeta donde se hace una vez más realidad el asombro y la elaboración imaginativa de la experiencia como fuentes inagotables de las que surgirán mundos personales sin salir de éste; "Soñé / que imaginaba la vida".

​

​

PRÓLOGO de J. A. ARCEDIANO.

Barcelona: Parnass, 2015.

 

La frontera de cristal es el primer poemario que Soldevila escribió –y publicó en 1977–,  el primero de una extensa y premiada obra que se abre con este libro. La frontera de cristal sienta las bases de lo que será su trayectoria poética, posteriormente escrita toda ella en lengua catalana. Hoy presentamos esta obra en su idioma original, porque un buen poeta lo es por lo que escribe al margen de la lengua en la que se exprese.

Esta ópera prima de Soldevila nos abre la «frontera» en la que se ha desarrollado su poética: depurada, austera y, en consecuencia, coherente con su obra posterior.

En palabras de José Mª Micó: De nuevo, La frontera de cristal nos muestra su vocación de expresar lo inefable. En la obra de J. A. Soldevila abundan las antítesis, que desmienten la realidad y ponen de manifiesto un mundo tan presente como inasible. Su aparente simplicidad verbal esconde una profunda comprensión de las paradojas que viven agazapadas en las cosas, los hechos, los sentimientos. El buen poeta siempre dice más de lo que enuncia, por eso vale la pena atreverse a cruzar la transparente frontera de sus versos.

Prolegs
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